Ya tenemos aquí el verano y, por lo que dicen los expertos, promete ser calentito… Y es que el verano es sinónimo de piscina, playa, descanso, relax… pero también lo es de calor que trae consigo temperaturas que pueden convertir nuestros hogares en espacios sofocantes… salvo que tomemos medidas para evitarlo. La solución más efectiva y duradera para mantener la casa fresca en verano es un buen aislamiento térmico. Invertir en la mejora de techos, paredes, ventanas y suelos permite que el calor exterior no penetre en la vivienda y que el aire fresco del interior se conserve por más tiempo, logrando así disfrutar del verano evitando sus connotaciones negativas. Ideal, ¿no? Aunque pueda parecer una obra costosa, esta inversión se recupera rápidamente gracias a la reducción en el uso de aire acondicionado, lo que se traduce en facturas eléctricas más bajas y un impacto ambiental positivo. Ya sabéis que nos preocupa el medio ambiente, pero también vuestro bolsillo, que no está para malgastos evitables.
Sin embargo, cuando no es posible realizar mejoras estructurales, ya sea por motivos económicos o por cualquier otro, existen muchas soluciones caseras, accesibles y prácticas para mantener la casa fresca en verano. Con el carácter eminentemente práctico que siempre le damos a este blog, os contamos algunas de las cosas que podéis hacer para evitar sofocos. A continuación, exploramos en detalle estas alternativas.
Evitar que penetre en casa el calor exterior
Una estrategia muy eficaz es evitar que el calor llegue a las superficies del hogar, y para eso os aconsejamos el uso de toldos sobre las ventanas exteriores, lo que reduce drásticamente la radiación directa del astro rey. Otra opción, pero solo si vivís en una planta baja o teneís balcón, son las marquesinas, que pueden dar sombra sin impedir la ventilación.
También podeís parar el calor con pérgolas y enredaderas. En jardines o terrazas, una pérgola cubierta con plantas trepadoras como la parra o la buganvilla ofrece sombra natural y refrescante.
Y, por último, en este primer punto queremos hacer referencia a la posibilidad, si vivís en una vivienda individual, de aplicar pintura blanca o de alto índice reflectante en tejados planos o terrazas, ya que reduce el calor absorbido por la estructura de la vivienda.
Colocar cortinas térmicas y reflectantes
Además de las típicas cortinas gruesas, existen opciones específicas para el verano. Dentro de éstas tenemos las cortinas térmicas o blackout. Diseñadas para bloquear completamente la luz solar, estas cortinas reducen considerablemente el aumento de temperatura en habitaciones expuestas al sol.
Otra posibilidad serían las películas reflectantes para ventanas: Se pueden aplicar sobre los cristales y reflejan entre un 60% y 80% de la radiación solar. Son económicas y fáciles de instalar, ideales para mantener la casa fresca en verano.
Aprovechar la ventilación natural
Uno de los métodos más usados ya por nuestras abuelas es la ventilación. Una correcta ventilación es clave, especialmente cuando se realiza en el momento adecuado del día, lógicamente, por la noche. Abrir ventanas durante la noche y madrugada permite enfriar las paredes y muebles, que retienen calor durante el día.
Y si vives en una casa de dos alturas o con altillos, abrir ventanas superiores permite que el aire caliente ascienda y salga, mientras el aire más fresco entra desde las plantas bajas.
Humidificación natural
La humedad es sinónimo de frescor. Por ello, lograrla es otro aspecto importante para mantener fresca la casa. Para ello, como medios caseros, se pueden poner recipientes con agua cerca de ventanas abiertas, ya que el aire al pasar por encima se enfría ligeramente por evaporación.
En este mismo sentido, otra posibilidad son los tradicionales rociadores de agua. Si con ellos rocías ligeramente cortinas o suelos de cerámica contribuye a reducir la temperatura del aire.
Y, por último, y siempre que sea posible por el tipo de vivienda, se puede optar por fuentes decorativas: Además de aportar belleza, las pequeñas fuentes de interior generan microclimas húmedos y frescos.
Tecnología eficiente para enfriar sin derroche
Tampoco nos vamos a olvidar de la tecnología, que está ahí para ayudarnos. En este sentido, os recomendamos utilizar ventiladores de torre o de techo con temporizador, porque permiten una circulación de aire efectiva durante las horas necesarias, sin malgastar energía.
¿Y qué os parecen los climatizadores evaporativos?: Funcionan mejor en climas secos y consumen menos electricidad que los aires acondicionados tradicionales. Anotadlo.
Y cualquier aparato de frío será más eficiente si le añadimos el control con termostatos inteligentes. Permiten controlar la temperatura de manera más eficiente, adaptándose al uso real de la vivienda.
Aprovechar los espacios más frescos de la casa
Parece lógico, ¿no? Dormir en las zonas más frescas de la casa, generalmente, las plantas bajas o las habitaciones orientadas al norte, nos hará dormir más frescos y, en consecuencia, dormir y descansar más y mejor.
¿Y qué tendrán que ver los muebles grandes con el calor? Más de lo que parece, porque si reubicáis muebles grandes y alejáis sofás, armarios o camas de las paredes más calientes, lograréis mejorar la circulación del aire y evitar que el calor se transfiera al cuerpo.
Textiles frescos y ligeros
Otra medida «muy de nuestras abuelas» es usar sábanas y fundas de lino o algodón, ya que transpiran mejor y no retienen el calor. Igual ocurre con los colores claros y superficies lisas, ya que absorben menos calor y transmiten sensación de frescor. Cubrir sofás o sillones con telas ligeras también es útil.
Reducción del calor interno en la casa
Sí, en la casa también hay fuentes de calor que podemos mitigar para que no suba tanto la temperatura interior de la vivienda en verano. Por ejemplo, las luces LED. Las bombillas incandescentes generan calor. Cambiarlas por LEDs no solo ahorra energía, sino que evita una fuente innecesaria de calor. También debemos apagar equipos electrónicos, como televisores, ordenadores o routers porque emiten calor incluso en reposo. Desconectarlos cuando no se usan es beneficioso. Y, por último en este punto, podemos cocinar sin calor, priorizando recetas frías, cocinar en horas frescas o usar el microondas reduce la carga térmica en la cocina.
Uso de alfombras y revestimientos temporales
Es indudable que nuestra querida alfombra de invierno que tanto nos gusta, en verano se convierte en fuente de calor. Remplazarlas por tapetes ligeros de fibras naturales como yute o bambú mejora la sensación térmica del suelo.
Soluciones vegetales en exteriores
Y, para terminar, si vives en una casa unifamiliar, aprovecha la sabia naturaleza y cubre terrazas y patios con cañizo o mallas de sombra. Estas reducen la radiación solar sin cortar la ventilación. También puedes utilizar árboles o macetas grandes frente a ventanas, ya que sirven como barrera natural contra el sol, y además refrescan el aire circundante.
Como podéis comprobar, aunque el aislamiento térmico sigue siendo la medida más efectiva para mantener la casa fresca en verano, existe una gran variedad de acciones que pueden tomarse de forma sencilla, económica y sin necesidad de obras. Adoptar estas medidas no solo mejora la calidad de vida en los meses más calurosos, sino que también contribuye al ahorro energético y al cuidado del medioambiente. Prepararse bien para el calor es más que un lujo: es una necesidad cada vez más urgente en tiempos de cambio climático.