¿Cuántas veces has oído los tacones de tus vecinos de arriba? ¿Y las carreras del perro? Y hasta la alarma matutina en el silencio de la madrugada… Sí, muchos de vosotros os estaréis identificando con estas primeras palabras de este artículo de nuestro/vuestro blog. Y por eso, hoy queremos hablaros sobre el aislamiento del techo para que, como en la película de Pedro Almodóvar, sólo oigáis “tacones lejanos”. Y es que, el ruido del piso superior puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza. Pisadas, arrastre de muebles o voces, son molestias comunes que afectan a la calidad de vida de quien las padecen.
Una de las soluciones más efectivas para combatir este problema es el aislamiento del techo, principalmente en su vertiente acústica, ya que permite reducir significativamente la transmisión del sonido entre pisos.
Sin querer ponernos muy técnicos, ya sabéis que no es nuestro estilo en este blog, tenemos que señalar que son dos los tipos de ruido que nos pueden llegar a través del techo, el llamado ruido aéreo (lo que serían las voces de los vecinos de arriba) o el ruido de impacto (el taconeo o las carreras de la mascota por el pasillo). Lo normal es que en el caso del techo, ambos tipos pueden llegar a mezclarse, sobre todo si contamos, como en gran parte de las viviendas de más de 20 ó 30 años, con un techo sin aislamiento o con materiales poco densos. Por eso, reforzar su estructura con materiales específicos es clave para amortiguar el sonido.
Una vez visto que la solución pasa por el aislamiento del techo, es importante analizar cómo hacerlo. Como os decimos siempre, poneos en manos de profesionales para que os puedan ayudar. Algunas de las opciones para dejar de oír a tus vecinos de arriba son éstas:
Falso techo suspendido con materiales absorbentes. Es, probablemente, la solución más común y efectiva. Entenderlo en sencillo, ya que consiste en instalar una estructura metálica suspendida del techo original, creando una cámara de aire que se rellena con material aislante. Luego se cubre con placas de yeso laminado o paneles acústicos y su apariencia es la de un techo normal. En este punto es importante destacar que es necesaria cierta altura del techo, porque ésta se verá reducida. Como es lógico, la cámara de aire y el material absorbente actúan como una barrera que reduce tanto el ruido aéreo como el de impacto. Además, aprovechando su instalación, se pueden esconder instalaciones eléctricas o de climatización, mejorando la estética de la vivienda.
Aplicación directa de paneles acústicos. Si no se dispone de mucho espacio o se busca una intervención rápida, se pueden fijar paneles fonoabsorbentes o de espuma acústica directamente sobre el techo. La contra es que su rendimiento no es tan alto como el de un falso techo, siendo su pro, que puede reducir el eco interior y atenuar ruidos leves, siendo una buena opción complementaria.
Inyección de material aislante. En construcciones con cámara de aire o falsos techos ya existentes, es posible inyectar materiales aislantes como lana mineral o celulosa insuflada. Este método no requiere desmontar la estructura y mejora notablemente la capacidad de aislamiento térmico y acústico.
Sea cual sea el sistema elegido, hay que tener en cuenta que el rendimiento del aislamiento del techo dependerá, en gran medida, del tipo de material empleado. Los materiales más habituales son la lana mineral, ya sea de roca o de vidrio, sobre todo porque su estructura fibrosa absorbe el sonido y reduce la reverberación. Otros aspectos positivos de este material es que es ignífuga, duradera y fácil de instalar. La lana de roca ofrece una densidad mayor, por lo que resulta más eficaz contra los ruidos de impacto.
Otro material habitual es la espuma acústica de poliuretano. Se presenta en forma de paneles o planchas con superficies alveoladas (como las “hueveras” que se utilizaban antaño para aislar el ruido) que absorben el sonido y disminuyen la reverberación. Se recomienda principalmente para ruidos aéreos o acondicionamiento acústico de espacios como estudios, oficinas o dormitorios.
La espuma de melanina es otro material que destaca porque es ligera, autoextinguible y con alta capacidad de absorción acústica. Su uso es común en techos de oficinas o viviendas donde se busca una solución estética y funcional, ya que puede encontrarse en distintos acabados y colores.
Y todos conocemos el uso de aislante acústico del corcho. Por eso, los paneles de corcho natural permiten amortiguar vibraciones. Aunque su rendimiento es menor que el de la lana mineral, puede combinarse con otros materiales para mejorar la eficacia.
El último material del que os vamos a hablar hoy son las láminas de alta densidad o barreras acústicas. Se trata de membranas finas pero pesadas que se colocan entre capas del techo (por ejemplo, entre la lana mineral y la placa de yeso). Su función es añadir masa al conjunto, bloqueando el paso de las ondas sonoras. Son muy útiles frente a ruidos de baja frecuencia, como el zumbido de electrodomésticos o pasos fuertes.
Sea como sea la elección del sistema y de los materiales, lo más importante es que tengáis claro que el aislamiento del techo conlleva un aumento de la privacidad, mejor aislamiento térmico, incremento del valor de la vivienda y opciones estéticas personalizables, entre otros beneficios.
Y no os olvidéis que contamos con importantes posibilidades de financiación para ayudaros, no sólo a solucionar el problema, también a que el coste sea más llevadero.


