Cómo enfriar la casa en verano

Con la llegada del calor es indispensable buscar la mejor forma de enfriar la casa en verano. Para lograrlo, existen distintas opciones en el mercado que nos permiten bajar la temperatura de nuestra casa y lograr ese ambiente fresco que tanto deseamos con el tórrido calor exterior. Eso sí, elegir el método adecuado dependerá del tamaño de la vivienda, el clima de la zona y el presupuesto disponible. Con el carácter práctico que siempre ofrecemos en este blog, veamos cuáles son las principales alternativas y cuál puede ser la mejor según cada caso.

Aire acondicionado split: el más común.

Sin duda este es el sistema más común y conocido para enfriar la casa en verano. Es es el sistema más extendido en los hogares debido a su eficiencia y facilidad de instalación. Consiste en una unidad interior y otra exterior que trabajan conjuntamente para enfriar el ambiente. Su capacidad de enfriamiento rápido lo hace una opción muy popular en climas cálidos. Aunque de ellos os hemos hablado en artículos anteriores, recordemos algunos aspectos interesantes. Por ejemplo, que los modelos más modernos cuentan con tecnología inverter, lo que permite regular el consumo de energía según la demanda, evitando picos de consumo innecesarios. Esto no solo mejora la eficiencia energética, sino que también reduce el gasto en la factura de la luz, algo siempre importante. No obstante, su instalación requiere perforaciones en las paredes y una unidad exterior, lo que puede ser un inconveniente en algunos edificios o comunidades de vecinos. Otro aspecto a tener en cuenta es que este sistema puede ser menos eficiente en espacios grandes, ya que su radio de acción es limitado. En esos casos, puede ser necesario instalar varias unidades, lo que aumenta el consumo eléctrico y la inversión inicial.

 

Sistemas de conductos: comodidad y estética.

Otro sistema que cada día tiene más adeptos para enfriar la casa en verano es el aire acondicionado por conductos, es una excelente alternativa si se piensa algo más en la estética. Este sistema distribuye el aire frío a través de conductos instalados en el techo o en las paredes, proporcionando una climatización homogénea en toda la vivienda. Como decimos, su principal ventaja es la estética, ya que las rejillas de salida de aire son prácticamente invisibles y no ocupan espacio en las paredes. También permite regular la temperatura en distintas habitaciones a través de un sistema de zonas, lo que optimiza el consumo energético. Como aspectos «menos positivos», hay que destacar que su instalación es más compleja y costosa, ya que requiere una preinstalación de conductos. Es una opción ideal para viviendas en construcción o reformas, pero puede no ser viable en casas ya terminadas si no cuentan con el espacio necesario en los falsos techos, algo muy habitual.

Suelo refrescante: confort sin corrientes de aire.

El suelo refrescante es una de las opciones más innovadoras y eficientes. Funciona mediante la circulación de agua fría por una red de tuberías instalada bajo el pavimento, lo que reduce la temperatura de la vivienda sin necesidad de generar corrientes de aire, algo que valoran mucho las personas propensas a los catarros veraniegos por culpa de las corrientes del aire acondicionado. Este sistema proporciona una sensación térmica muy agradable, que los usuario describen como estar en una cueva en verano o entrar en una iglesia, siempre frescas en la época estival. Al no mover el aire, evita problemas como la sequedad en la piel o las molestias respiratorias asociadas a los aires acondicionados tradicionales. Además, la eficiencia del suelo refrescante es muy alta si se combina con sistemas como la aerotermia o la geotermia, que reducen significativamente el consumo energético. Sin embargo, el lado negativo es que su instalación es costosa y requiere una planificación previa, por lo que suele instalarse en viviendas de nueva construcción o reformas integrales. Y el que avisa no es traidor. Este sistema no es reocmendable el zonas húmedas, como las costeras, ya que en climas muy húmedos, el suelo refrescante puede generar condensaciones, lo que obliga a instalar sistemas de deshumidificación adicionales.

Climatizadores evaporativos: frescor con aire natural.

Para enfriar la casa, los climatizadores evaporativos son una alternativa más ecológica y económica al aire acondicionado. Funcionan mediante la evaporación del agua, enfriando el aire de forma natural y aumentando la humedad en el ambiente. Sin duda, es ideal para zonas secas, ya que además de reducir la temperatura, ayuda a combatir la sequedad ambiental. Otro aspecto positivo, mirando vuestro bolsillo, es que su consumo eléctrico es considerablemente menor que el de un aire acondicionado tradicional, lo que lo convierte en una opción muy eficiente energéticamente. Pero siempre hay un «pero». En climas húmedos su efectividad se reduce, ya que el aire ya contiene una gran cantidad de humedad y el proceso de evaporación se ralentiza. Además, requiere un suministro constante de agua para su funcionamiento, lo que puede aumentar el consumo hídrico en algunas regiones.

Ventiladores y soluciones pasivas.

Y no podemos terminar de enfriar la casa en verano sin hacer referencia a los tradicionales ventiladores. Aunque no enfrían el aire, ayudan a mejorar la sensación térmica al generar una corriente de aire que favorece la evaporación del sudor. Son una opción económica y de bajo consumo, especialmente si se combinan con estrategias pasivas de climatización, como puede ser el uso de toldos y persianas para bloquear la radiación solar, la ventilación cruzada para renovar el aire durante las horas más frescas y la instalación de materiales con alta inercia térmica que reduzcan el sobrecalentamiento de la vivienda.

Expuestas las principales posibilidades, en referencia a la eficiencia, ésta depende de múltiples factores, como el tipo de energía utilizada y el grado de aislamiento de la vivienda, algo de suma importancia si no queremos tirar el dinero por la ventana. La elección del mejor sistema para enfriar la casa en verano depende de las necesidades específicas de cada hogar, el clima de la zona y el presupuesto disponible.

En definitiva, no hay una única solución perfecta para todos los casos, pero con la combinación adecuada de tecnología y buenas prácticas, es posible mantener el hogar fresco y confortable durante el verano sin disparar el consumo energético.